viernes, 30 de noviembre de 2012
lunes, 26 de noviembre de 2012
Olvido #1
No me gusta el whisky, pero ya me he tomado cuatro o cinco, ¿o seis? No lo sé, no lo recuerdo. Empecé con la crema de whisky, pero casi no quedaba, y después de rellenarme la copa por segunda vez, pensé que necesitaba algo más fuerte, y ya que estaba, decidí seguir con la bebida de malta fermentada. Whisky sólo, sin hielo, como lo toman los hombres en las películas.
Necesitaba emborracharme, pensando que tal vez así olvidara, tal vez así dejarán de resonar en mis oídos como un eco sus palabras: "te tengo cariño"
La verdad es que la culpa era mía, por ser una bocazas, por pensar que me contestaría algo bonito y habría un final feliz, como en las películas, otra vez. Pero sentía una irremediable necesidad de preguntárselo, me estaba quemando en la boca, necesitaba saberlo, bueno, más bien preguntarlo, no creo que necesitara saberlo. Esas cosas al final si uno está atento a las señales se da cuenta de ello, y ya no hace falta preguntarlo.
- ¿Me quieres?- ingenua yo.
- Bueno, te tengo mucho cariño- Me dijo bajito, como temiendo decirlo- ¿Te enfadas?
Te enfadas, me dijo, ¡¡¡te enfadas!!!!! Yo no podía creer lo que estaba oyendo, ¿enfadarme? cuando lo que sentía en mi pecho era un abismo infinito que me hundía en la profundidad más oscura, y me caía, hasta abajo, hasta el fondo, hasta el inexistente final, haciéndome cada vez más pequeña, más pequeña, más pequeña, deshaciéndome, casi invisible. Era tal la tristeza que sentía que no podía ni articular palabra. Era tal la oscuridad que me rodeaba, que no recuerdo nada más.
Así que aquí estoy, intentando olvidar las penas con whisky, como hacen los hombres y mujeres rudos en las películas, pero por el contrario no hago más que atormentarme una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. Sus palabras se clavaron tan hondo, que me parece imposible olvidarlas algún día, no sé si podré deshacerme de ellas, se repiten en mi cabeza hasta la saciedad, como un disco rayado descontrolado.
Me sirvo otra copa, la tomo de un trago, y mientras el alcohol va resbalando por mi garganta, laringe, pasando por el esófago hasta el estomago, caen lágrimas de mis ojos, sin control, sin control alguno, mis ojos son un torrente desbocado, del dolor que siento ni ruido hago al llorar, es un llanto ahogado, ahogado por el whisky, ahogado por las lágrimas.
Tal vez vea demasiadas películas, demasiadas películas con finales felices que no existen en la realidad.
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domingo, 18 de noviembre de 2012
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