Salgo de la parada de metro donde hemos quedado. Inexplicablemente he llegado antes, y decido hacer una llamada para aclarar algunas cosas. En plena conversación telefónica, observo como una señora de pelo corto algo canoso, redondeada cara, abrigo amplio verde y pantalones oscuros con un móvil en la mano me saluda. Yo asombrada continuo con mi charla móvil que empieza a subir de tono. Ando, cruzo la calle, me muevo mientras sigo enfrascada en mi cháchara y debate hasta que finalmente me sitúo al lado de un quiosco y finalizo dicha plática.
Es entonces cuando sucede. Detrás del quiosco aparece la señora de pelo corto algo canoso, redondeada cara, abrigo amplio verde, pantalones oscuros y móvil en mano abierto cuál molusco (como las ostras que más tarde degusté) a modo de instrumento para tomar retratos, apuntando directamente a mi cara, oyendo el sonido del disparo, todo a la vez. Yo intento pedirle algún tipo de explicación, pero no soy capaz, estoy tan flasheada que no reacciono y ella me sigue diciéndome: Muy bonita, muy guapa, muy bien! con acento marcadamente extranjero, volviendo a sonar el ruido del disparo de la cámara.
Me reuno con mi acompañante que observó atónito la escena, pero no pudo por menos dejar de reír.
Más tarde mientras saboreaba dichas exquisitas ostras recordaba la escena y reía tranquila, pensando que tal vez me hubiera confundido con alguna famosa, tipo Penélope Cruz, por eso de ser hispánica y con ojos oscuros, pues pocas similitudes más tendremos!
Cruzo los dedos por no encontrar mi foto con cara de asombro colgada en alguna página no deseable ni recomendable!!!
Es entonces cuando sucede. Detrás del quiosco aparece la señora de pelo corto algo canoso, redondeada cara, abrigo amplio verde, pantalones oscuros y móvil en mano abierto cuál molusco (como las ostras que más tarde degusté) a modo de instrumento para tomar retratos, apuntando directamente a mi cara, oyendo el sonido del disparo, todo a la vez. Yo intento pedirle algún tipo de explicación, pero no soy capaz, estoy tan flasheada que no reacciono y ella me sigue diciéndome: Muy bonita, muy guapa, muy bien! con acento marcadamente extranjero, volviendo a sonar el ruido del disparo de la cámara.
Me reuno con mi acompañante que observó atónito la escena, pero no pudo por menos dejar de reír.
Más tarde mientras saboreaba dichas exquisitas ostras recordaba la escena y reía tranquila, pensando que tal vez me hubiera confundido con alguna famosa, tipo Penélope Cruz, por eso de ser hispánica y con ojos oscuros, pues pocas similitudes más tendremos!
Cruzo los dedos por no encontrar mi foto con cara de asombro colgada en alguna página no deseable ni recomendable!!!