viernes, 4 de marzo de 2011

Y volvió

Cuando entre la marabunta matutina subía las escaleras, como todos los días, me pareció oír el sonido de su violín, apreté el pasó y terminé el tramo de las escaleras que quedaban para ver si era él. Y sí, era él. El mismo que llevo viendo desde más de cuatro años. Había vuelto a su rincón, con su violín, siempre con su violín, amenizándonos las mañanas, con bandas sonoras de Walt Disney, Tchaikovsky, o cualquier pieza que se preste a ser sonada por un violín. Pero hacía más de ocho meses, desde inicios de verano más o menos, había desaparecido, todas las mañanas me parecía oír su violín a lo lejos, pero cuando llegaba a su rincón, no estaba. Me fui de vacaciones, volví, llegó el otoño, el frío, el invierno, la Navidad, la vuelta de la Navidad y nunca estaba. Aunque nunca dejé de soñar con volver a escuchar su música y ver su simpática carita, había perdido las esperanzas. Pero la otra mañana ahí estaba, dándonos los buenos días con su violín y su cara siempre sonriente, haciéndonos soñar con un feliz y maravilloso día, llueve, truene, nieve o haga sol. 
El sol lo pone él con su violín todas las mañanas. Muchas gracias por volver!!


1 comentario:

ladytacones dijo...

Mañanas y violín... qué buen dúo.