Después de pasar la noche entera bailando, haciendo equilibrios subida en los tacones nuevos, botines de cuña para ser más exacta, llegar a casa arrastrando los pies cuando empezaba a despuntar el sol, y quitarme los susodichos botines, entonces y sólo entonces, creí estar en el paraíso.
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2 comentarios:
Desde luego lo más parecido a alcanzar la gloria es quitarse los tacones.
Te entiendo Juana. Es la sensación que tenía yo cuando volvía de la feria con los tacones arrastrándome hasta mi casa...
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