Estabas prometido desde hacía más de un año, y dentro de poco te casabas en una ciudad costera del sur. Pero pocos días antes cancelabas la boda. Yo, no sé cómo, estaba allí, vi a la novia, envuelta en un mar de lágrimas, rodeada por todo su vestuario de boda. Ni ella me parecía muy guapa, ni bonito su vestido, me parecía demasiado pomposo para mi gusto. Pero me compadecí de ella, me acerqué y le dí un abrazo, y le dije que lo sentía mucho, ella me miraba extrañada sin saber quién era, pero aceptando mis palabras.
Luego no podía parar de pensar que hacía un año me habías conocido a mi, y haciendo mis cuentas me intentaba demostrar a mi misma y convencer que todo esto era por mí, que yo era la causa de la cancelación de la boda. Y eso era algo que me gustaba y disgustaba a la vez, era algo incómodo pero en el fondo me alegraba. Intenté hablar con él, contigo, para aclararlo todo, para preguntarle.
En ese momento me desperté. Todo era un sueño, y ni siquiera sé si tienes novia, pero todo indica que estoy algo obsesionada...