Entre el cuarto y sexto largo, suelo perderme. No sé si ya llevo cuatro o seis, y por si las moscas hago dos más, como sí estuviera en el cuarto. Y nunca sé cuántos largos hago exactamente. Será porque debajo del agua el sonido es muy relajante, es de los sonidos más relajantes que puedan existir. O tal vez me aburra soberanamente nadando sola y sintiéndome cuál pez enjaulado en una pecera, dando vueltas como un loco buscando la salida.
En cualquier caso, no sé si podré vivir con esta angustia de saber si voy por el cuarto o sexto largo.
3 comentarios:
te comprendo cada jueves.
Olvida el número de largos. HAz los que te pida el cuerpo, los que te susurre el agua en ese silencio denso que se escucha estando sumergido. Verás que cuando salgas, no tendrás angustia. Habrás hecho los que querías. Ni uno más. Ni uno menos.
gracias a las dos!!!!
Besines
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